viernes, 31 de julio de 2009

Colegio de San Ambrosio-Restaurante AL MEDINA



FOTOS: Coralia Rivero

• En la calle Oficios, una de las más antigua de la ciudad, comienza la historia de esta casa en el año 1688, cuando un maestro carpintero la vendió a Fray Evelino de Compostela, Obispo de Cuba, quien fundó en ella un colegio de niños para la enseñanza del latín y canto, al que llamó de San Ambrosio, desde 1689 hasta 1774, en que fue trasladado al Seminario contiguo a la Catedral.
El edificio posee todas las características de la primitiva arquitectura hispana en nuestra Isla. Además, tiene una marcada influencia mudéjar por la herencia de la prolongada presencia musulmana en la península ibérica, que duró desde el año 711 hasta 1492.
El fuerte balcón corrido con balaustres de madera determina la división de la fachada, esencialmente lisa, en planta baja y alta. La portada de acceso al interior a través del zaguán, está enmarcada, como era usual, por pilastras y un simplificado entablamento. El patio central complementado por un traspatio, es lo más notable de esta casa, un verdadero espacio claustral, de agradables proporciones y rodeado en la planta alta por amplias galerías. Toda esta área constituye un acogedor ambiente que se enriquece por el fuerte colorido de la vegetación, las tejas y la carpintería.
La restauración del edificio se realizó el 16 de noviembre del año 1983 para convertirlo en lo que hoy se conoce como el restaurante Al Medina, cuyo nombre quiere decir “la ciudad” en idioma árabe. Aquí se ofrecen los platos más populares de la cocina del Medio Oriente a través del rescate de la cultura culinaria con la llegada de libaneses, sirios y palestinos a nuestro país. Entre todo lo que puede degustar se destacan el Gran Plato Al Medina que es pollo al ajonjolí; las brochetas de langosta, camarón y pescado grillados llamado Pincho Royal, además de otras especialidades.

El restaurante rememora la presencia árabe no sólo con su oferta gastronómica y venta de productos importados, sino también con su música y una bella decoración de una equilibrada sencillez.
Visitar estos rincones encantadores del Centro Histórico de la capital nos lleva al reencuentro con una cultura milenaria presente en nuestras raíces •

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