jueves, 7 de mayo de 2009

Palacio de los Capitanes Generales




• Como símbolo de poder y prosperidad de la colonia española se levanta majestuoso una de las obras arquitectónicas más bellas que se edificaron en Cuba a finales del siglo XVIII. Los caleseros pasaban despacio y sin hacer ruido por la calle del edificio hecha de adoquines de madera y así no interrumpían la siesta del General Tacón quien ordenó colocarlos con esa finalidad.
La antigua Casa de Gobierno, Palacio Municipal y Cárcel, más conocido como Palacio de los Capitanes Generales, formó parte del proyecto general de remodelación de la Plaza de Armas que se inició bajo el gobierno del marqués De la Torre en el año 1773.
Antes de finalizar el año 1776 ya se había comenzado la construcción del edificio, que comprendía las Salas Capitulares, la residencia del Gobernador y la Cárcel pública, cuyas obras se prolongaron hasta 1791. Una segunda etapa de la construcción, tuvo lugar en 1835 bajo el gobierno del general Tacón, cuando desalojada la parte posterior ocupada por los presos, se encargó al Coronel Manuel Pastor el reconocimiento de esta parte remodelada, de modo que quedara ampliada la vivienda Gobernador.
El frente de la cárcel daba por la calle Mercaderes, estaba pobremente trazado, sin órdenes arquitectónicos y con pequeñas ventanas fuertemente enrejadas. El coronel mandó a agrandar las ventanas, introdujo balcones y continuó las cornisas hasta darle la espléndida unidad exterior que hoy tiene.
Este palacio fue construido de piedra conchífera local, de textura áspera. Otros materiales de uso corriente, como maderas, cal, arena, etc., fueron suministrados por distintos contratistas de esta plaza, pero los materiales y elementos de mayor importancia fueron importados de España e Italia. De Málaga vinieron los ladrillos; de Bilbao se trajeron las magníficas rejas; los mármoles, principalmente las losas de piso, vinieron de Génova; otro renglón que se trajo de España fue la ferretería.
El edificio tiene un estilo arquitectónico barroco semejante a la Casa de Correos o Palacio del Segundo Cabo. La robusta arcada de un ritmo riguroso es de carácter muy romano; el piso superior, en cambio, es de franco matiz barroco, las columnas no se repiten en todos los tramos, sino que se han dispuesto con un original ritmo barroco. El patio en su composición de arcos, se mantiene dentro del marco del Primer Renacimiento comparable a los mejores castellanos y genoveses, y en el está un monumento alegórico a Cristóbal Colón que es centro de atracción de este lugar. Las airosas guarniciones mixtilíneas de las ventanas llevan una importante función estética, ya que no sólo realzan, sino que evitan el efecto de pesantez.
El proyectista de la obra estuvo muy acertado enalteciendo la personalidad del edificio, que por su contraste de luces en la fachada, dentro de cierta tendencia a jerarquizar la horizontalidad y equilibrio del conjunto, estaba llamado constituir el punto focal de la plaza.
Desde 1791 fue Casa de Gobierno hasta 1898 y su primer residente fue Don Luis de las Casas y Aragorri, Capitán General de la Isla de Cuba. A partir de 1899 y hasta 1902 fue sede del gobierno interventor de los Estados Unidos. Luego, hasta 1920, fue Palacio Presidencial de la seudorrepública; desde esta fecha, hasta el triunfo de la Revolución fue el Ayuntamiento de La Habana, y hasta 1967 fue Junta Central de Planificación y Ejecución de Inversiones.
El Palacio de los Capitanes Generales es hoy sede del Museo de la Ciudad de La Habana gracias a la Revolución que cumplió un anhelo histórico aplazado durante más de 50 años.
En este museo se preservan para las generaciones futuras: documentos, cuadros, banderas, objetos valiosos de patriotas cubanos, legítimos testimonios mudos de la cruenta y larga lucha de nuestro pueblo por su emancipación y además toda la real opulencia de la aristocracia colonialista española.
Cada día este museo es visitado por muchos turistas, que mientras pasan por sus distintas salas, también viajan por su historia. •

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