viernes, 1 de mayo de 2009

LA PLAZA DE LA CATEDRAL

FOTO: Alberto Borrego

• La legendaria ciudad intramuros, musa de poetas y cronistas, inspirados en su historia, leyendas y arquitectura, posee una de las principales plazas que todo visitante debe disfrutar: la Plaza de la Catedral.
Durante el siglo XVII y la mayor parte del XVIII fue conocida como la Plazuela de la Ciénaga, debido al estancamiento en esta zona de las aguas pluviales que en distintas corrientes descendían de la ciudad a la bahía.
Este lugar pequeño y cerrado lo integra un conjunto de elegantes casonas de la aristocracia de la época, atraídos por el elevado rango adquirido por la primitiva iglesia del Colegio de los Jesuitas, y es la máxima expresión del período barroco de la arquitectura colonial que con sus solemnidades religiosas caracterizaban el lugar.
El conjunto arquitectónico está comprendido por la iglesia Catedral, la Casa de Don Luis Chacón, Conde de Bayona; Casa del Marqués de Aguas Claras; Casa del Conde de Lombillo; Casa del Marqués de Arcos y otras que de modo ostensible también se integran.
La Plaza de la Catedral, ha sido escenario de diversos sucesos de carácter histórico, político y social. En ella se reunían hombres acaudalados del siglo XVII a comentar los éxitos económicos de la factoría, también, se ejecutaron danzas y representaciones rituales de negros esclavos y libertos que partían de la cercana Plaza de Armas en la procesión del “Día de Reyes”. Los artesanos, comerciantes, creadores de todas las manifestaciones del arte y las letras, se congregaban en esta Plaza, considerada la más atractiva y armoniosa del continente.

IGLESIA CATEDRAL DE LA HABANA

Su construcción comenzó en el año 1748 como iglesia jesuita y fue convertida en Parroquial Mayor en 1777, más tarde pasó a ser Catedral de La Habana en 1788.
Su carácter barroco está dado, no por la ornamentación esculpida, sino, por el movimiento de la fachada, las paredes curvas a ambos lados de la puerta central, el empleo de líneas ondulantes y quebradas, la presencia de columnas sesgadas y el uso de espirales en la cornisa que, además, constituyen un punto de partida para la decoración de portadas de numerosas viviendas habaneras de la época.
Su interior fue techado originalmente por bóvedas de madera, pero en el siglo XIX fue cubierto de un revestimiento en yeso el cual simula bóvedas góticas decoradas al modo de las iglesias de Europa. El piso original era de losas de piedra característico del siglo XVIII y en 1820 se reemplazó por mármol.
Esta iglesia guarda muchos secretos que con el tiempo se han ido descubriendo. En ella se encuentran, antiguos sepulcros, las firmas de miles de manos sobre las paredes, huellas de la esclavitud y el arte.
Hoy día es visitada por muchos turistas atraídos por ser una magnífica obra, que con su imponente presencia, domina el conjunto. •

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