jueves, 7 de mayo de 2009

El convento de San Francisco de Asís


FOTOS: Ahmed Velázquez

• Este templo, situado en la plaza del mismo nombre, fue por muchos años la iglesia más importante y elegante de La Habana colonial del siglo XVI.
Su historia se remonta al año 1575 cuando el Cabildo otorga licencia a la Orden Franciscana para que se instalara en la villa, pero como resultado de haber sufrido durante muchos años los embates de varios huracanes, fue demolida en el año 1719. Más tarde fue reconstruida por la actual edificación, consagrada en 1739 por el obispo franciscano Juan Lazo de la Vega y Cancino.
Este conjunto patrimonial, que es el convento con su iglesia, se atribuye al habanero fray Juan Romero como director de obras, mientras que el proyecto de la torre se adjudica al arquitecto José Arcés.
En la edificación de la iglesia se utilizó la típica piedra del litoral, conocida como de Jaimanitas En su fachada tiene tres esculturas de piedra: la Reina de los Cielos, San Francisco de Sales y Santo Domingo Guzmán. Sobre el arco de la puerta mayor, se alza la torre de 42 metros, una de las más altas de la época. En el interior de este recinto, encontramos salas espaciosas, columnas abultadas, claustros, patios y altares. A través de los ventanales acristalados y otras entradas de luces que se distribuyen moderadamente, desde la nave central hacia las laterales, gracias a la notable diferencia de altura entre éstas.
Un portón lateral, también en arco, abre a la plaza frente a la llamada Fuente de los Leones, creando un eje virtual que curiosamente se prolonga hasta el interior del edificio.
El claustro norte del convento consta de tres niveles: el inferior, de cubierta abovedada, y los dos restantes, de viga y tabla de madera. En su patio se encuentran dos grandes aljibes que garantizan el abasto de agua.
El claustro sur, también de tres niveles, está separado del norte por un pasillo que acoge funcionalmente la espléndida escalera —regia por sus proporciones– que intercomunica verticalmente los dos claustros.
En la iglesia se hallaron sepulturas de nobles, generales, gobernadores, el de una virreina del Perú y hasta el cuerpo de algún que otro esclavo. También en las excavaciones arqueológicas del convento, se rescataron objetos de barro, restos cerámicos, mobiliario de la Orden, joyas y otras piezas.
Este templo tras la refundición de los franciscanos, tuvo otras funciones: fue Aduana, Correos y Telégrafos, Ministerio de Comunicaciones y almacenes de mercancías, hasta ser salvada a inicios de los años 90, por la Oficina del Historiador y el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología, donde se inicia la intervención salvadora de la iglesia y convento de San Francisco con la contribución financiera de la Agencia Española de Cooperación Internacional.
Hoy este conjunto arquitectónico es un recinto para la cultura. La iglesia es usada como sala de conciertos, gozando ya de una reconocida popularidad, donde talentosos solistas, agrupaciones extranjeras y cubanas, como la Camerata Romeu, que dirige Zenaida Romeu, han dejado su huella.
El claustro norte del convento acoge una exposición permanente del Museo de Arte Sacro donde se muestran pinturas, esculturas y los hallazgos arqueológicos del edificio, orfebrería religiosa, muebles e imaginería de la época. Los niveles superiores sirven para la exhibición de exposiciones transitorias. El claustro sur se ha proyectado para un conservatorio experimental con todas las facilidades para alumnos y profesores.
En la zona libre entre el convento y la calle de San Pedro (Avenida del Puerto) se halla un jardín con una escultura de la notable misionera Madre Teresa de Calcuta realizada por el artista José Villa Soberón
En el espacio de la capilla de la Tercera Orden se dedica a una pequeña sala de teatro, que ha sido acogida por la compañía infantil La Colmenita, dirigida por Carlos Alberto Cremata y tiene la entrada al público desde la calle Oficios,. Ya en el nivel superior de ese mismo espacio, se instalarán cubículos de estudio, salón de grabaciones, biblioteca y fonoteca, para el disfrute de todos. •

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